Paseando por el lago (Nana)

Era sábado por la noche y tenia día libre el siguiente, lentamente comenzó a caminar
entre el bosque buscando ese lugar donde descansar de su ajetreada vida.
Poco a poco iba acercándose donde su destino, hasta que a uno pocos metros se encontraba allí.
El lago de cristal, lugar de su infancia donde se refugiaba de los maltratos de las obsesiones de su padre, donde imaginaba a su familia neko y solía jugar solo.
-Wow ya había olvidado lo bello de este lugar, sus aguas de cristal los arboles lo hermoso del cielo visto desde este claro.-
Se sento junto a un árbol y sonriendo solo el y la luna, admirándose el uno al otro, como si se tratasen de amigos que hacia mucho no se veian.

Llevaba a Toga, mi gato negro en brazos. Mi expresión estaba algo afectada y miraba hacia todas partes. López se había perdido y aquel bosque era enorme. Miré a mi alrededor de nuevo.

-¡López! -exclamé- Maldito gato, ¿donde te has metido? ¡Mira que si no apareces te dejaré sin tus latitas de atún una semana! -dije con el ceño fruncido.

Continué caminando hasta llegar al arrollo que había allí y dejé a Toga en el suelo. Había un chico allí, peliblanco, cosa que me pareció extraña. Me acerqué a él con intención de preguntarle.

-Perdona... ¿Has visto a un gato? no lleva collar pero es tigrado, blanco y anaranjado -pregunté.

El joven la miro fijamente a los ojos y sonriendose, salto a la copa del árbol
ahi el arbol se sacudio unos momentos para nuevamente bajar y mostrarle
a un gato de la misma caracteristica qeu el habi dicho:

-Entonces este pequeño trabieso ¿es tu gatito?-

Se sonrio entregandoselo en sus brazos, ya que al pareser estaba
muy preocupada por el.

-Me presento, Mi nombre es Neko... Un gusto en conocerte....-

La miro haciendo uan leve reverancia extendiendole la mano como saludo.

Quizá era por la poca luz que había o simplemente por el hecho de que no me conociera realmente, pero ver a alguien que en verme no empezara a proferir gritos de "¡Es ella, es Nana, la cantante!" me hizo sentir entre aliviada y decepcionada a la vez, en parte porque significaba que podría caminar por la calle como una persona normal, de todos modos por otro lado me medio-decepcionaba, por el hecho de no ser lo suficientemente conocida en el mundo. Cogí a López en brazos, y este me saludó con una lamida.

-Si... ahora me lames ¿no? Maldito gato... Te voy a dejar sin tus latas de atún, seguro que Laika no se escaparía como tu... -dije mientras le acariciaba la barriga al gato, para después dejarlo en el suelo- ¡Gracias! Yo soy Nana, ¡encantada! -sonreí felizmente aceptando la mano del chico.