Sin sentido alguno.

Suspiré, mirandole con suavida dy tranquilidad.
- Realmente eres adorable Alyz Kylance... -solté repentinamente, mientras miraba hacia el televisor, apagado- Es mejor no conocer a nadie realmente, es mejor simplemente desconocer de todos y conocerte bien a ti misma. Es odioso cuando conoces a mucha gente, todos sus secretos, todo aquello que esconde en su mente, y ni siquiera puedes encontrar algo bueno en la tuya. -le miré, recostandome en el respaldo del sillón, mientras la observaba. Miré hacia su vaso y enseguida la botella de refresco empezó a llenar el recipiente de su liquido refrescante como bien decía su nombre.- Los hombres son idiotas y es mejor no acercarse a ellos. Alys, nunca te acerques demasiado a un hombre, a saber que podría hacer

- No hace falta que me digas eso, lo se de sobras - musité cogiendo otra vez el baso, como si tuviera que ser alcohol para olvidar penas como decían algunos. Solo recordar a esos dos chicos que me la jugaron ya tenía suficiente como para recordar que era mejor no acercarse a nadie demasiado.

Oh, Alys necesitaba un abrazo, pero si me acercaba, me achicharraría. Simplemente hice el gesto de que la achuchaba y después sonreí como si nada.
- Iba a darte un abrazo, pero me hubieses achicharrado, así que mejor te lo doy a distancia. Ya se -me puse en pie y me adentre en el pasillo que llevaba a las distintas habitaciones, volviendo despues con un movil, pequeño, pero capaz de cualquier cosa y se lo entregué.- Este sitio es el lugar más tranquilo y alejado de la humanidad que puedas encontrar en muchísimos quilometros a la redonda. Se como es tu casa, ese cuchitril deberían simplemente tirarlo y hacer algo bueno encima, así que cuando quieras alejarte y no pasear entre esa gente bajo tierra criando malvas, ven aqui. Serás bienvenida.-hablaba en serio. Podía confiar en ella, y si hacia algo, simplemente debía quitarla de mi camino.

Cogí el movil parpadeando perpleja, más que nada porque no entendía el porqué me daba ese objeto. - Gracias - fue lo único que dije. Quizás me pasaría alguna vez... solo quizás.

Sonreí mientras le despeinaba.
- No te quedés con esa mirada de "Que hago ahora con esto?" Solo hazme un favor ¿de acuerdo? No se lo digas, ni siquiera se lo hagas saber a ese imbecil que tenemos por jefe. No me gusta en absoluto cuando encuentra una manera de dar conmigo. Oh, hablando de dar con alguien... ¿COmo puedo yo localizarte, Alys? Se donde vives, pero no pienso ir a ese cuchitril que tienes por casa...

Me quedé pensativa. ¿Cómo poder localizarme? Eso era simplemente algo que siempre había evitado, que hubiera forma de localizarme.

- No lo se, siempre me he escondido, así que más bien pocas son las formas de localizarme... - dije alzándome de hombros - ¿Por? - pregunté, depende de para qué, podía buscar alguna forma de hacer que solo ella pudiera localizarme.

Me quedé pensativa y después respondí.
- Porque te voy a buscar un mejor lugar donde vivir y donde puedas esconderte y... ¡ah! Que puedas pagar y nadie te encuentre. Será un buen lugar, cerca del centro, donde nadie va a sospechar y que estará a mi nombre, bueno a mi apodo conocido, así que nadie te molestará. ¿Que te parece la idea?

La cosa sonaba tentadora. - Pero el centro? De Amerthys Land o Lost Soul? - pregunté dudando, pues si era de la primera, me negaría, no quería vivir allí, menos sabiendo que la policía estaba por esa ciudad. - Aun así.. puedes encontrarme por la mansión del cappo.. muchas veces estoy allí. - respondí alzándome de hombros. - o simplemente llama a este móvil, que recibe llamadas, no?

Sonreí.
- Recive llamadas, tranquila. Y oh, no es en el primer sitio, ya veo que ahí no te gusta. Pero si en Los Soul, ahí encontraré tal piso que te enamorarás de él incluso antes de verlo. -alcancé su mano y antes de darle tiempo a nada, le di un apretón amistoso, soltandole antes de que me achicharrara la mano- Decidido entonces

- De verdad no te importa hacer eso? - pregunté con varias gotas en la cabeza - Con el cuchitril de casa que tengo ya me conformo..

¡Que va a molestarme!-dije, con una gran sonrisa en el rostro-Ese cuchitril debería estar prohibido Alys, de verás que si. Así que simplemente ¡busquemos un lugar mejor para Lys~!-le miré con ojitos de cachorro mojado y sonreí feliz de la vida.

Varias gotas aparecieron en mi cabeza por su reacción. No sabía demasiado como reaccionar pero solo me salieron dos palabras de la boca - Eres rara - dije aun sentada en esa silla igual que cuando me había sentado.

Le miré, con diversión.
- Bueno, suelend ecirmelo. Al fin y al cabo, estoy segura que todavía no sabes que poder tengo. Suelo asustar a al gente, ponerles nerviosa y temrinan diciendome que estoy loca o que soy rara -me encogí de hombros, como si aquello no me importara. Realmente no me importaba-Puedes quedarte aqui esta noche. Volver a tu casa, a congelarte allí de frío, con la humedad, que te sienta fatal, sería malo para tu salud, y me sobran habitaciones

- Nunca he enfermado - Eso era cierto, nunca en mi vida me había resfriado o puesto enferma, y si lo había hecho, ni me había enterado. - Pero está bien... me quedaré - acepté pensando en que volver a estas horas a casa sería más un suplicio. - Pero seguro no te molesta? - volví a preguntar, no demasiado convencida.

Le miré una ceja alzada mientras hacia un gesto con la mano y su cuerpo se elevaba para venir hacia el pasillo, donde yo me dirigía.
- A ver ¿crees que si me molestara, te lo diría? Sería de estúpidos decirte "quedate!" para despues pensar "joder, que no lo haga" eso solo lo hacen los falsos y yo no lo soy -me detuve delante de una puerta y al abrirse se vió una habitación que seguro le iba a gustar. Eran todo colores calidos, y no era ni femenino ni masculino, era normal, relajante y cómodo.- espero que te agrade, es de las mejores

Por unos momentos podía decir que sabía lo que era volar. Al ver la habitación me quedé un poco sorprendida, Pues ni cuando era pequeña había tenido una habitación tan grande.

- ¿Acaso tienes un hotel tu aquí? - pregunté con una pequeña gota en la cabeza. Si mi vieja habitación había sido para mi siempre un pequeño paraíso, eso era algo superior.

Reí con diversión mientras entraba en la habitación seguida por la suspendida en el aire Alys. Me senté en una de las sillas que rodeaban una mesa redondeada, de marmol blanco y negro, precioso y pulido, delante de un gran ventanal, que en realidad, era una pequeña terraza escondida entre los arboles que quedaban en el exterior, dando hacia el bosque. Dejé que pudiese caminar ella tranquilamente por la habitación, mientras yo observaba sus reacciones, de brazos cruzados.

- No tengo un hotel, como ves, vivo sola, ni siquiera tengo una mascota. La ultima murió -me encongí de hombros mientras me miraba curiosa- Esta habitación perteneció una vez a una amiga mía, que vivió conmigo durante un par de meses, pero en una emboscada de la policía murió, así que esta habitación fue remodelada completamente para los invitados. Todas sus cosas las envié a su madre, bastante lejos de aquí. ¿Que te parece? -tenía curiosidad por saber que le parecía aquella habitación.

- Un flipe enorme - respondí incluso sin querer mientras miraba de un lado a otro por aquella enorme habitación. La verdad, nunca me había imaginado poder dormir en una habitación así, y habiéndome acostumbrado ya a lo que yo llamaba mi cama, eso era el séptimo cielo.

Me acerqué a la cama, casi casi me daba pena sentarme sobre ella, así que tan solo apoyé mis dedos para ver lo cómoda que era. Demasiado cómoda parecía. Si me echaba a dormir allí no despertaría en diez días seguidos... Por otra parte, me daba hasta miedo dormir sola en aquella enorme habitación.

Reí por lo bajo ante aquellos pensamientos que tenía, ante sus reacciones, ante la forma de actuar y de razonar. Alys era encantadora y también muy divertida.
- No tengas miedo Alys, aquí no te pasará nada, puedes dormir tantos días seguidos como quieras, tampoco importa, y la habitación puedes utilizarla cada vez que te apetezca. Cuando te consiga un piso para ti, tu ahbitación será igual de magnifica que esta o más. -comenté, mientras me ponía en pie y me acercaba al armario. No había mucha ropa que ella pudiese utilizar teniendo en cuenta sus gustos y su forma de vestir, pero habían pijamas y ropa interior sin siquiera estrenar- puedes coger de aquí lo que quieras o necesites. Me salió gratis, así que no te preocupes por tener que pagar algo. También debes relajarte. Desde que vivo aquí, y te aseguro que son muchos años, nunca han habido problemas. Han entrado ladrones, violadores, asesinos en serie, pero han salido peor de lo que hubiese salido yo en sus manos. No debes tener miedo, puesto que mi cabeza-dije, apoyando un dedo en mi sien Controla los alrededores y cada rincon de esta casa. No temas

Entrecerré los ojos levemente solo al escuchar la palabra "violadores", más que nada porque no me gustaba nada recordar aquello aunque en los brazos tenía un "bonito" recuerdo de ello.

- ¿Puedo usar tu ropa? - pregunté más bien descolocada, me sorprendía poder "compartir" ropa con alguien. Aunque ya hacía 3 años que había escapado/salido de aquel reformatorio seguía teniendo la mentalidad de las normas que había allí dentro. - Y no vuelvas a decir que puedo quedarme cuando quiera... o me quedaré cada día aquí...

Reí animada y sin poder evitarlo la abracé ¡Era tan mona como un peluchito! O como una niña pequeña, o quizás más mona aun.
- ¡Pues quedate~! Me encantaría vivir contigo Alys~! Ese imbecil que tenemos por jefe nunca ha sabido donde vivo, así también te dejará más tranquila a ti ¿te parece? ¡Necesito compañia! Llevo sola demasiado tiempo ¡quedate~! Y en realidad esa ropa no es mía, la robé para tener el armario lleno, es que me daba pena verlo vacio, así que fui, robe unas cuantas cosas... Bueno, en realidad lo suficiente para llenar este armario y otro-reí animada mientras rebuscaba entre la ropa- Pero podemos tirarla, o mejor aun, la daremos a una asocición de esos de ayuda, no me gusta tirar nada y como no me costó dinero, no me duele darla

- ¡No! - me llevé las dos manos a la boca por haber gritado, me sorprendía a mi misma a veces. - No tires la ropa... quizás aun podemos aprovecharla antes que darla.... - dije en tono bajo en compensación por el grito. A mi sí me dolía tirar la ropa. Pero eso de quedarse a vivir con Dou me parecía incluso una buena idea... pero por otra parte tenía la sensación que eso me haría ver como una aprovechada.

Me llevé las manos a la boca mientras mis ojitos brillaban. Era tan buena... Me lancé encima suyo y le di un achuchón mientras soltaba grititos histericos.
- ¡De verás que eres taaaaaaaaaaan adorable!!-dije, mirandole a los ojos y asentí con seguridad-La aprovecharémos y no sabes tu cuan bien lo haremos. Quédate aquí a vivir Alys, mañana mismo iremos a por tus cosas y dejarás ese maldito cuchitril ¡Nos lo pasaremos bien~! Seremos independientes de cualquier escoria humana llamada hombre y viviremos la mar de bien ¡Te lo aseguro! Tú solo confía en mi Lys, no pienso defraudarte -aish, era tan cuca ¡sabía que me iba a caer bien!

Me sonrojé de golpe por el abrazo de Dou, más que nada porque no lo esperaba y porque no lo había captado como algo amenazante, sino, ya me habría encendido toda yo y la habría quemado. Eso sí, el movimiento de querer apartarme sí lo hice, más por reacción que por querer.

- Está bien.. está bien! - dije al fin - me quedaré aquí... - Cómo decir que no a una habitación con una cama tan cómoda... - Pero no tengo demasiada cosa por llevar de mi casa... solo ropa y cuatro cosas mal contadas...

Sonreí e hice un gesto con la mano, restandole importancia.
- No te preocupes por eso Alys. Aquí hay todo lo que puedas necesitar y si en realidad necesitases algo más, mañana, cuando veamos lo que tienes, vamos y lo compramos. Por eso ni te preocupes, olvidate de eso ¡vamos a vivir juntas! Iremos a alguna tienda de decoración de interiores, para que decores la habitación a tu gusto, por si algo de o que hay no te agrada. ¿Que te parece? Creo que ya que vas a vivir aquí, tu rincon especial y único tiene que ser perfecto para ti-sostuve sus manos con una gran sonrisa en el rostro. Siempre había querido una compañera como ella y leer sus pensamientos no era nada desagradable, aburrido o que me produjese jaquecas. Sería genial vivir con ella. Así de paso también podría despotricar de las injusticias de tener doble vida.