Pura temeridad (Libre)

Me asustaba la oscuridad. Mucho. Tanto que llegaba a paralizarme si algún lugar estaba en penumbra completa. Pero aquel lugar no lo estaba. En contra de lo que yo pensaba, allí, por alguna razón que no lograba comprender brillaba más la luna que en cualquier otra parte de la ciudad. Por eso amaba ir allí. Allí podía empaparme de la luz lunar que tanto amaba. Cogí aire llenando mis pulmones. No hacía frío, y, rompiendo con lo usual, en aquel momento iba totalmente destapada. Mi rostro no estaba cubierto por ningún pañuelo y no había ningunas gafas de sol tapando mis ojos. La capucha de la sudadera, que normalmente tapaba mi pelo, descansaba hoy, colgando de mi espalda. Estaba en la entrada del parque, desde allí, se podían escuchar de vez en cuando los gritos desesperados de los muertos.

-Espeluznante -dije sonriendo de medio lado, con una expresión cínica.

Ocultado en la sombras tras un carro de feriante abandonado se encontraba Stefano. Vio entrar a una figura en el parque y cuando la luz cayó sobre esta observó la delicada figura femenina de Nana. Sonrió para si mismo de medio lado y salió del oscuro escondite mostrándose delante de la chica. La analizó antes de hablar y se dio cuenta de quien era. Sonrió más ampliamente que antes e incluso dejó escapar una risita algo siniestra.

- Kufufufu...¿Así que tu eres el contacto? -preguntó divertido- No esperaba que alguien como tu pudiera estar interesado en algo que yo pueda vender...-murmuró todavía más excitado que antes. Dio un par de pasos al frente llegando hasta Nana y se inclinó hacia delante tocó la nariz de la cantante y rió de nuevo- Una naricita tan linda como esta no debería meterse algo tan perjudicial...-añadió.

Me sobresalté al ver aparecer la oscura figura de entre las sombras y fruncí el ceño dando un paso atrás al ver que se acercaba, sin embargo, cuando apareció en la luz me paré y mantuve mi expresión anterior. Sonriendo de medio lado. Al escuchar su voz y analizar lo que decía supuse que permanecía a la mafia y por la manera en la que hablaba con tal libertad sobre ello, no había duda alguna de quien era. Cuando se acercó a mi y pude verle con claridad cualquier duda posible se desvaneció, era él, Stefano Corleone, Il Corbo. Pero...¿Me confundía con su contacto? No tenía ni idea de a lo que se refería, pero estaría bien seguir el juego, quizá podría saber más de todo aquello. Al fin y al cabo, yo no era más que una cantante joven, imprudente y que para nada estaba relacionada en el mundo de la guerrilla Anarquista-Mafia-Policía.

-Yo soy el contacto, ¿y que? ¿Tienes algún problema? No creo que te interese quien te compra o deja de comprar al fin y al cabo lo que tu quieres es que tu mafia se enriquezca ¿no? Stefano Corleone...-murmuré entrecerrando los ojos y frunciendo el ceño.

La risa estridente de Stefano podría haberse oído por todo el parque de atracciones. Cogió la barbilla de Nana y se acercó a ella sonriendo con malicia. Le irritaba el caracter de aquella mujer y aún no la conocía, pero como bien decía ella, era una cliente, y, el cliente siempre tiene la razón. La miró a los ojos que ella mantenía entrecerrados y apretó sus dedos, undiéndolos en los mofletes de la cría.

-Serás al menos mayor de edad ¿no? -preguntó socarronamente- Sabes que me metería en un buen lío por vender drogas a menores ¿verdad? -volvió a preguntar, empezando a reír- ¡Oh! Pero, es que en realidad, ¡NO ME IMPORTA! -exclamó Stefano estallando en risas locas.

La risa de Stefano consiguió sobresaltarme, dí varios pasos atrás alejándome de él mas él volvió a acercarse a mi tomándome por le mentón y acercándome a él. Cuando apretó sus dedos en torno a mi mandíbula entrecerré el ojo izquierdo por el dolor. No sabía si lo pretendía o no, pero me estaba haciendo daño. Escuché su voz aguda, de loco. Sin duda aquel hombre no tenía riego sanguíneo en la cabeza. ¿Que forma era aquella de tratar a un supuesto cliente? Vale que no lo fuera de verdad, pero... ¡joder! en teoría el creía que lo era.

-Pues si te importa una mierda entonces porqué cojones te quejas, ¡cabrón! -musité. Puse las manos sobre su pecho y empujé- ¡Suéltame, me haces daño! -exclamé

La mantuvo sujeta un poco más, haciendo más presión en su mandíbula por unos segundos y después la soltó con brusquedad. La observó de arriba a abajo, casi desnudándola con la mirada. Se llevó las manos a la nuca e hizo bailar sombras al rededor de Nana. Sombras que fueron cogiendo formas humanas. En menos de 3 segundos 3 Stefanos rodeaban a la muchacha y el "Original" se jactaba de ella a la distancia, mientras los otros 3 la rodeaban y no dejaban de hablar.

-Entonces ¿eres una joven rebelde que quiere obtener substancias contaminantes para tu propio cuerpo? -preguntó uno de ellos- Pero eres una cantante famosa, ¿No crees que eso daría mal ejemplo a otros jovenes? -preguntó otro- Además, ¿que substancia es la que quieres? -preguntó el tercero.

Los falsos Stefanos desaparecieron volviéndose sombreas de nuevo. Stefano reía sin parar. Se acercó de nuevo a Nana y sonrió de medio lado.

-El camión con tu querida "nieve" saldrá mañana a las 4 de la tarde desde Smoky Hills y debería llegar sobre las 5 en punto al parking privado del Hotel Eight Realms... Allí estará esperando uno de mis socios, él te dará todo...-murmuró.

El peliazul se alejó de Nana dándole la espalda y empezó a reír descontroladamente perdiendose en las sombras tal y como había aparecido.

Observé a las figuras que aparecieron de la nada a mi alrededor, me volteé a mirar a una, luego a la otra y de seguido a la tercera a la vez que cada una hablaba. Y tan rápido como habían aparecido desaparecieron. Mis ojos parecían dos platos en aquel momento. Más abiertos no podían estar. Manipulación de sombras. ¿Porqué lucía sus poderes con tanta seguridad? Pero bueno, eso a mi me daba igual, ya era algo más que yo sabía y que aportaría a los demás anarquistas. Igual que la información del camión. Cuando me dí cuenta Stefano se largaba riendo como un loco y desapareció antes de que yo pudiera decir nada. Pero tampoco hacía falta, sus camiones nunca llegarían al destino, y a mi no me interesaba la droga, pero estaría bien robar esos camiones para poder revenderlos en el mercado negro. Sin duda alguna.


[Tema finalizado y Cerrado]