Hermosa e infinita lluvia

Vaya, ¿y eso? - Me pregunté al ver que solo llovía en esta zona en concreto. Que raro era todo. Decidí echar un vistazo por ahí porque me habían contado que esta zona era interesante. - Interesante, la verdad es que sí. - Me dije para a mi mismo, con una sonrisa. Empecé a andar por ahí, bajo la lluvia, sin rumbo fijo. Todo estaba... ¿Mojado? Ni siquiera reí, era un chiste demasiado malo. Cuanta soledad había allí, me encantaba, así podía pensar en todo o directamente, no pensar.

Pasé horas andando en tierra de nadie, empezaba a estar muy empapado, pero me gustaba. La lluvia me gustaba mucho, desde siempre. Su suave impacto con la piel, la baja temperatura y el sonido tan regular que hacía... Simplemente lo adoraba. Además, me relajaba y sentía como todos mis pensamientos resbalaban por mi piel cuales gotas de hermosa e infinita lluvia...
Cuando me di cuenta, estaba parado, mirando al cielo sin más.

¿Cómo había llegado allí? Aún no podía explicárselo, quizá tenía curiosidad por ese sitio, quizá la misma lluvia la había atraído; en cualquier caso, no se detuvo a pensarlo mucho, a pesar de que la lluvia le agradaba, por una vez llevaba una sombrilla para detener que las gotas la mojaran por completo. Se había alejado de lo que podría llamarse civilización, y aún así siguió caminando bajo la lluvia, relajándose con el sonido de las gotas chocar. A este punto, la sombrilla no estaba cumpliendo eficazmente su función, y aún así no la guardo.

Por unos minutos más se dedicó a caminar, y caminar, pronto se detuvo al ver la silueta de alguien allí, se acercó a paso lento, y poco a poco la silueta comenzó a tener forma. Ya al estar lo suficientemente cerca, tapó al joven con su sombrilla, y sonrió de lado. - No es que no comparta el gusto por la lluvia, pero dudo que quieras pescar un resfriado - Comentó sin dejar de sonreirle, no podía decir que reconocía al joven de alguna parte, pero tampoco podía decir que nunca lo había visto. Le llamaba la atención, razón por la que no lo había pasado de largo. - Y por lo que veo, llevas un largo rato aquí, ¿no? - Preguntó sin dejar de sonreírle.

¿Uh? - fue lo primero que dije, me sorprendió ver a alguien por estos lares, me resultaba... extraño - Oh, vaya, gracias - solo pude decir eso mientras miraba la sombrilla, aún estaba sorprendido - Pues sí, llevo mucho rato por aquí, no sé cuanto tiempo exactamente, pero es que empiezas a dejarte llevar por los pensamientos y cuando te das cuenta ya han pasado las horas... - comenté con una sonrisa mientras miraba mi ropa mojada, hacía tiempo que no estaba tanto rato sin hacer absolutamente nada a parte de pensar - A pesar de todo, me alegra encontrar a alguien por aquí que comparta el gusto por la lluvia y que, además sea tan hermosa como tu~ - dejé ir con toda naturalidad - Pero bueno, una cara tan bonita tiene que tener un nombre igual de bonito, ¿no crees? Yo me llamo Angelus, Angel para acortar. ¿Y tú?

Asintió dándole la razón al decir que dejarse llevar por los pensamientos iba de la mano de dejar pasar el tiempo y olvidándose hasta del lugar en que se estaba; al mismo tiempo podría decirse que era una práctica, en cierto modo, relajante. Llevó su mano vacía a su pelo, dejando un mechón de pelo detrás de su oreja - Con tanto halago me harás sonrojar, Angel - Dejó ir con cierta dulzura, cierta picardía en su tonal de voz - Puedes llamarme Lilly - Dijo su nombre de profesional, como ya era su costumbre. - Y ya que la sombrilla no está cumpliendo su función como debería, ¿qué te parece si buscamos algún refugio? - Miro de lado a lado - Claro que, debe estar lejos de aquí - Rió suavemente, volviendo a ver a su nuevo acompañante.

Tal y como había dicho, un nombre muy bonito - dije con un poco de picardía - Y lo del refugio... Me parece una buena idea, tanto tiempo bajo la lluvia me acabará provocando una pulmonía - reí, sinceramente nunca me había pasado nada, pero por si acaso... - Veo que... - callé por unos momentos - De hecho, no veo nada. Creo que nos espera una larga caminata hasta encontrar un techo - la miré y sonreí - Pero no me molesta nada andar si lo hago al lado de alguien como tú - comenté, me gustaba halagar a las mujeres y jugar al juego de la seducción - En fin, más vale que empecemos ya nuestra búsqueda, porque si no, se nos hará de noche. Y mientras andamos, ¿que te parecería si nos conocemos un poco más? - le pregunté con cara inocente.

Rió levemente cuando él admitió tampoco ver ningún techo cerca. Miro a Angel con curiosidad - Tampoco me molesta compartir tiempo con caballeros como tú - Sonrió de lado, dejándose llevar por su juego de picardías. Asintió una vez - Tienes razón, pronto será de noche y así será mucho más dificil encontrar a donde ir. Y como no, me parece perfecta tu idea, ya que caminaremos un largo tiempo juntos, es una manera entretenida de distraernos - Guardó su mano vacía en un bolsillo de su chaqueta, mas por frío que por cualquier otra cosa. - ¿Cómo lo haremos? ¿A modo de pregunta y respuesta? ¿O sólo decimos lo primero que pensemos? - Preguntó comenzando a caminar lentamente, para que él también caminara y así siguieran dentro de la sombrilla.

Empezamos a caminar, y atendí a su pregunta - Pues... Lo primero que se nos pase por la cabeza~ Por ejemplo, me encantan los gatos, son unos animales con mucha clase y siempre van a su rollo - dije, a veces había pensado que si me moría, me reencarnaría en un gato. - Y también... También me gusta la música, de hecho, me encanta. Forma parte de mí y sin ella no creo que pudiera vivir - comenté con sentimiento - Bueno, ¿y tu qué me dices? - pregunté mientras se me esbozaba una sonrisa.

- También me encantan los gatos, de hecho tengo uno llamado Pitty - Comentó sonriente, recordar a su gato le daba cierto ánimo. Y si tuviera más tiempo libre seguramente conseguiría uno más para darle compañía. - Y como no, lo de la música lo tenemos en común, es la perfecta manera de expresar tus verdaderos sentimientos - Miro al frente - ¿Sabes tocar algún instrumento? Por mi parte, yo no... Prefiero cantar - Admitió, pero casi nunca podía realizar esa acción, o quizá solo le daba temor expresar sus sentimientos, quién sabe. - Ah, y soy vegetariana - Añadió.

Pues resulta que sí, sé tocar el piano~ - dije con cierto orgullo - Si quieres, algún día te puedo acompañar con el piano alguna de tus canciones... - sonreí, esa idea podría ser genial. Escuché lo que dijo después con atención - ¿Vegetariana? Vaya, con lo que me gusta a mi la carne... - suspiré - Que se le va a hacer, nadie es perfecto~ - dije mientras la miraba con una sonrisa burlona. Reí, me encantaba tomar el pelo a las chicas - En fin, ¿qué más? Soy un poco malhumorado e impulsivo, pero en el fondo intento ser buen chico - dije con cara de cachorrito.. O bueno, un intento, no se me daba nada bien lo de poner caras - Y bueno, todo lo que sea dulce también me gusta, como por ejemplo el chocolate o... tú. - dejé ir, lo de piropear se me daba mejor que lo de las caras, por suerte.

Debía admitir que su intento de cara de cachorro lo había hecho verse tierno. Lo último dicho por el chico hizo que riera de manera leve, entrecerrando los ojos divertida - Eres todo un casanova, Angel - Negó con la cabeza, como si le reprochara el ser así, aunque fuese exactamente lo contrario - Definitivamente eres mi tipo de chico - Agregó, esta vez si mirando a su acompañante. Volvió a desviar la mirada al frente - También adoro el chocolate, y me agrada la idea de poder cantar junto a tu música, apuesto a que tocas el piano de maravilla - Sonrió un poco, el ánimo de Angel era muy contagiable. - ¿Qué más puedo decirte? Ah, ya sé, tengo por vicio secreto la mecánica, soy bastante buena arreglando autos, aunque no lo parezca - Hizo una pausa pensativa - Las mariposas negras y púrpuras me encantan, aunque a muchas personas les aterren, pienso que son seres miteriosos, y en cierta forma inspiran libertad, soledad y armonía. Además también son sorprendetes, nacen como una oruga verde, y hasta horrorosa, pero después se transforman y se vuelven hermosas, perfectas... - Una vez más volvió a reir - Ya estoy divagando, no me hagas mucho caso - Pidió dejando de reir.

Me sorprendí cuando escuché las palabras de Lilly, era su tipo~ Interesante... - Me alegra saber que soy tu tipo - dije con una amplia sonrisa. Escuché atentamente lo que me decía, aunque alguna parte me la perdía porque me quedaba mirándola embobado. - ¿Mecánica? No hace para ti eso de ensuciarte de aceite y apretar tuercas, aunque las apariencias engañan~ - Habló sobre mariposas negras y púrpuras, unos insectos poco comunes y de una belleza especatcular - Tienes razón, esas mariposas son muy misteriosas... ¿Como decirlo? Su hermosura es... Oscura. No sé si me explico muy bien, pero es lo que siento al verlas, una ola de oscuridad y de soledad me inunda. Es curioso - concluí riéndome - Me gusta que divagues, los pensamientos más aleatorios son los más interesantes. - le dije quitando hierro al asunto. La miré a los ojos, me quedé pensando un rato y finalmente miré hacia lo lejos, hacia la lluvia - Por cierto, ¿qué tipo de música te gusta? A mi me gusta el rock duro, metal, rap, pero también me gusta lo melódico, jazz, pop y eso.. No sé, me gusta casi toda la música~ - expliqué mientras mis ojos brillaban de pasión.

Sonrió divertida - Sí, sé bien que no me queda para nada la mecánica, aún así me agrada, creo que se debe a que me gustan los retos - Prestó más atención cuando dio su propia opinión sobre las mariposas, asintió dos veces, por fin encontraba a alguien que pensara como ella - Exacto - Acotó en primera instancia - Es exactamente así como son, verlas produce soledad, vacio, y al mismo tiempo, como tu bien lo haz dicho, inunda, la misma soledad es liberadora - Se llevó una mano a su, ahora, húmedo pelo para retirar uno de sus mechones, para después ver a Angel, sin poder dejar de sonreirle - En ese caso no dejaré de divagar - No dejó de verlo en cuanto volvió a hablar, se tomó un momento antes de volver a hablar - Se nota mucho que tu pasión es la música, cada vez que hablas de ella tus ojos brillan, como si tu vida fuera la música misma, es realmente inspirador - No pudo dejar de verlo, se vió atrapada por la forma de hablar de su acompañante, y aunque él veía hacia la lluvia, ella estaba fija en el brillo de sus ojos - Definitivamente, vives por la música... En mi caso me gusta el rock alternativo y también la instrumental, aunque también disfruto escuchando el pop- Respondió a la pregunta, y como él se fijó en el horizonte; a lo lejos se podía ver la sombra de algo - Creo que encontramos un refugio, Angel - Entrecerró los ojos para intentar divisar mejor, parecía ser una casa, pero por el aspecto debía ser abandonada - Mas tal vez no era lo que esperabamos - Finalizó alzando una ceja.

Escuché lo que me decía, ella también llevaba la música en la sangre - ¡Por fin! - exclamé cuando divisamos una sombra de un cobertizo, pero no era lo que esperábamos. Era una casa muy dejada parecía, incluso, abandonada. - Mira, por ahora, mejor que entremos, porque vete a saber si hay otra casa por aquí... - Dicho y hecho, entramos en la casa y lo primero que vimos fue que estaba toda destrozada, como si la hubieran saqueado. - Esto no tiene muy buena pinta, mejor mantengámonos alerta - advertí en vista del panorama. Miramos por todo el salón y vimos al fondo una puerta cerrada, así que nos fuimos para allá para ver que había dentro. La abrimos y...

No pasó nada, los dos se quedaron en la entrada de la puerta, en caso de que fuera una trampa; algunos segundos pasaron - Creo que no hay nadie - Musitó, dando algunos pasos dentro de la habitación, haciendo que la madera crujiera al caminar, adentro sólo habían cosas rotas: juguetes, mesas, incluso las cortinas, aún así nada fuera de lo ordinario; lo único que podría descatarse era el armario, sin pensárselo mucho se acercó a la manija de la puerta para abrirla, apenas lo hizo alzó una ceja, otra vez no pasaba nada, de pronto las cosas que habían dentro se cayeron causando un fuerte estruendo, su primera reacción fue caminar hacia atrás, tambaleándose en el intento. Un maullido se escuchó desde dentro del armario, y ella suspiró más tranquila al ver que se trataba de un gato pequeño - Sólo es un gatito - Sonrió al minino y caminó de nuevo hacia el armario, agachándose de manera que podía llamar de mejor manera al gato - Ven, tranquilo, no te haremos nada - Murmuró.

El gato comenzó a dar pasos hacia ella, y justo cuando estaba lo suficientemente cerca, se escucharon pasos golpeando la madera con prisa, haciendo parecer que iban con prisa; el gato se escondió de nuevo en el armario, y ella se alzó, dirigiendo la vista a la puerta - En definitiva, hay alguien más en esta casa - El problema es que si eran peligrosos, como pintaban serlo, no podría usar su poder, a menos que quisiera electrocutarse con ellos. De la habitación que, suponía, estaba justo arriba de ellos se oyó el ruido de un cristal quebrándose. - Algo no está nada bien aquí - Habló en voz baja, sin moverse de donde estaba.

- Tienes razón, aquí algo no va bien, nada bien - dije en voz muy baja. Al ver el gato asustado, lo cogí y me lo puse encima la cabeza - Puede que así se calme, además me lo quiero llevar, aquí no está bien. - dije, me daba pena el gato allí tan solo y con alguien merodeando por la casa. - Y también hacía tiempo que quería uno... - añadí con una sonrisa tímida. Siempre pensaba de comprar uno, pero al final, no lo hacía. Esperamos un rato en silencio, no pasó nada más - Pues nada, si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma - dije en plan filósofo. Ahora nos tocaba a nosotros mover pieza.

Miro a su acompañante con ternura en sus ojos en cuanto tomó al gato y se lo puso en su cabeza, inconscientemente posó una de sus manos en donde debía ir su propio corazón por la sonrisa de Angel. Al final dejó caer su brazo; no era el momento para ello, pero no pudo evitar soltar una pequeña risita por las palabras de Angel - Pensé que era, "si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña"... En cualquier caso, ¿estás seguro? ¿Qué pasará si van armados? - Y como si hubiesen leído su mente, justo en medio de ellos pasó una única bala que atravesó el cristal de la ventana, ella quedó mirando los cristales rotos y después volvió la vista a la puerta, dos balas más vinieron hacia la habitación, ninguna parecía estar dirigidas a ellos pues solo atravesaban las paredes, se trataban más de una advertencia. Ella cerró la puerta con dureza. - Necesitamos un plan antes, no sabemos que quieran esos de allí. - Llevó una mano instintivamente a su cintura, y sonrió al sentir que su arma seguía allí. - Y si de verdad saquearon esta casa, los que viven aquí tal vez estén escondidos y necesiten ayuda... "O tal vez solo están sus cadáveres" - Pensó lo último. Los disparos se habían detenido. En este instante lo único que se escuchaba era la ruidosa lluvia de afuera, nada más.

- Está claro que no son buena compañía, ¿de todas formas los seguiremos? - Preguntó por última vez, y no esperó respuesta, abrió la puerta y dio pasos hacia atrás pensando que alguien hubiera podido estar allí esperandolos. Pero nada. Todo seguía tranquilo, o con aparente calma. Ella dio unos pasos hacia delante, fuera de la pequeña habitación. Al parecer o todos habían decidido ir al segundo piso, o estaban escondidos. Lentamente repasó el salón, y al escuchar un ruido sordo, sacó su arma y apuntó, pero no disparó, pues ya no había nadie allí. Entrecerró los ojos. - No sé que es lo que quieren, si jugar con nosotros... O sacarnos de la casa - Esta vez estaba seria, y un poco tensa. Solo suspiró cuando estaba segura que no había nadie, aparte de ellos, en el primer piso.

Me corrigió lo que dije, ya que me equivoqué con el refrán - Bueno, tanto monta, monta tanto ¿no? - solté a modo de excusa un poco enfurruñado y avergonzado a la vez. Pero cuando la miré, se me pasó todo; parecía como si el tiempo se hubiera parado, como si nada pudiese interrumpir nuestro momento... Pero unos disparos rompieron la ilusión. Todo ocurrió muy deprisa pero Lilly tenía las ideas muy claras - ¡Como usted ordene mi capitana! - dije a la vez que la saludaba como un soldado. Observé como exploraba las habitaciones y me sorprendí por su manejo con la pistola, y como yo no quería ser menos, desenvainé mi espada y me puse en guardia.
No vimos nada en el primer piso, así que solo nos quedaba inspeccionar el segundo. - Así que la fiesta se hace arriba, ¿eh? ¿¿Y nadie nos ha invitado?? Esto es de muy mala educación~ - dije en plan pelicuero. Miré al gatito de mi cabeza y lo acaricié, me ronroneó, que bonito. Después deslicé mi mirada hasta encontrarme con Lilly; nos miramos y me sonrió. En aquel momento sentí como si el corazón se me hubiera parado de golpe. Esa sensación, ¿podría ser...? Pero el sonido de unos pasos interrumpió el hilo de mis pensamientos, no había tiempo, teníamos que actuar nosotros o sino, nos atacarían ellos. Giré mi cabeza, miré las escaleras y suspiré. - En fin, ¡vamos allá!

Con el leve sonido que produjo el filo de la espada al chocar contra el metal de su vaina, ella se giro levemente hacia Angel y sonrió al ver la espada - Cada vez eres más mi tipo, Angel - Murmuró hipnotizada por él. Las palabras que pronunció después la trajeron de vuelta a la realidad, por lo que asintió sin decir nada más. Ambos subieron las escaleras, por desgracia se eran tan antiguas que cada paso hacía que chirriara la madera, así que no pudieron pasar desapercibidos; se notaba que los esperaban, pues a cada paso que daban, los pasos de arriba disminuían. Apenas llegaron al segundo piso, otra vez se repitió lo del primero, había un silencio absurdo y no se veía nadie cerca - Sal, sal de donde quiera que estés - Cantarreó aún con su arma en mano, intentado acoplarse a la oscuridad. Si tan solo pudiera usar su poder. Y finalmente tres, o cuatro personas vestidas de negro salieron de su escondite, avalanzándose hacia ellos; ella apretó el gatillo de su arma apuntando sin demasiado ánimo, y uno de ellos cayó al suelo, no tuvo ni tiempo de quejarse. Lo mismo pasó con un segundo, y apenas este cayó al suelo, otro salió de su escondite, Lilly se puso en guardia pero ella no era su foco de atención, sino el filo de la espada de Angel. El nuevo misterioso sonrió de lado y saltó hacia Angel atacándolo con su propia espada - ¡Angel! - Gritó ella con preocupación, sin embargo no tuvo mucho tiempo para ver que pasaba, pues otro de los que aún quedaban la atrapó por detrás, tapando su boca, así evitaba que se quejara, pero ella logró golpearlo y se deshizo de él, no obstante cuando trató de dispararle, este había desaparecido - Que rayos... - Murmuró frunciendo el ceño.

Subimos las escaleras y entramos. Por un momento llegué a creer que había o habían huido, fueran quienes fueran, pero no fue así. De pronto nos asaltaron encima unas personas, pero Lilly tocó a dos de ellos con su pistola. Magnífica, simplemente magnífica. Me quedé unos segundos embobado por su habilidad y por lo bella que estaba con la pistola y en plena acción. Aquella distracción fue fatal porque me saltó un atacante por la espalda, pero gracias a Lilly que me gritó, pude reaccionar y evitar que me cortaran en dos, aunque no pude esquivar la espada del todo y me hizo un corte en el brazo izquierdo. - Urgh... ¡Gracias Lilly! - Le grité agradecido ya que me salvó de una de buena. Mientras decía eso, no apartaba la vista del atacante ya que me podía hacer una jugarreta como antes y no quería acabar sin brazo. Como no me podía mover perfectamente opté por una alternativa, estiré mi brazo derecho y luego empujé al aire. De pronto una corriente muy brusca tiró al suelo al atacante y al estar con la guardia baja, pude darle el toque final con mi espada. Entonces, me giré para ver como estaba Lilly; ella estaba dándome la espalda, mirando al vacío - Oye Lilly, ¿estás bien? ¿Te han herido? - pregunté con una sonrisa victoriosa mientras mi espada chorreaba un poco de sangre.

Negó con la cabeza sin dejar de mirar a la nada, dio un pequeño suspiró y giró a ver a Angel - Estoy bien, no me han hecho nada - Intentó sonreír, pero no pudo al notar la sangre en el brazo de él, se acercó hasta él, intentado estudiar la herida en aquella oscuridad. Puso su mano libre en el brazo de él, pero sin tocar la herida - ¿Te duele? - Preguntó con preocupación en su voz - ¿Te lastimaron en otra parte? - Preguntó dudosa mirando de arriba a abajo a su compañero, después fijó sus ojos en los de él, y una vez más quedó hipnotizada por su mirada; por un leve momento se olvidó del lugar en que estaban, de que hace un segundo los habían atacado, inclusive que existía más gente en el planeta. Un escalofrío la recorrió y así desvió la vista, volviendo a fijarse en el vacío - La verdad aún no hemos terminado con todos - Comenzó a hablar, y le dio la espalda levemente a Angel, intentado identificar a aquel ser, sin conseguirlo - Cuando quise atacar a uno de ellos desapareció, pero creo que sigue aquí - Dio unos cuantos pasos hacia delante, sin bajar la guardia. Sin embargo, seguía sin verse en ninguna parte. Comenzó a tensarse, extrañamente, un humo de color negro comenzó a rodearlos, su arma desapareció de su mano, se giró de golpe y allí vio a la persona, a una distancia moderada de Angel y con su pistola en mano. Leyó las intenciones de su atacante, y sin dudarlo alzó un brazo y usó su poder para electrocutar al extraño, ella tuvo que entrecerrar los ojos, pues había alcanzado a electrocutarse ella misma, se dejó caer de rodillas, y esperaba que su ataque hubiese sido efectivo.

Suspiré de alivio al oír que no se había lastimado. - ¿Qué? Ah, no me han hecho nada más y eso no es nada, casi no duele - mentí. El corte era bastante profundo y no paraba de sangrar así que rompí mi camiseta y me hice un vendaje compresivo al brazo para parar la hemorragia. - Así mejor. Como no hace frío, puedo ir perfectamente sin camiseta - dije con valentía. Aunque a dentro se estuviera bien, a fuera diluviaba, así que no sabía que pasaría al final. Otra vez, me quedé mirándola a los ojos. Dios, cada vez que me miraba mi corazón se paraba y el tiempo se congelaba, no podía evitarlo... Y tampoco lo quería. Pero de repente apartó la mirada y se volvió a poner en guardia, aún quedaba un enemigo a batir y estaba aquí. Mientras estaba repasando la habitación con la mirada, una especie de humo apareció y se materializó en un hombre que además, tenía la pistola de Lilly en las manos y me estaba apuntando. - ¿Pero qué demonios...? - no tuve tiempo de decir nada más, se oyó un ruido electrizante y de repente el hombre cayó fulminado al suelo mientras su espalda humeaba. Miré a Lilly y vi que ella estaba de rodillas, medio KO - ¡Lilly! ¿Estás bien? ¡Respóndeme! - No reaccionaba, se había quedado sin sentidos. Estaba muy preocupado, no sabía que hacer, no sabía que le pasaba, pero tenía que hacer algo. Así que primero, la estiré al suelo, me la quedé mirando, incluso cuando estaba inconsciente estaba preciosa... Pero no era el momento de pensar en eso, así que pensé en alguna forma de reanimación. Tuve una idea, el boca a boca - Qué vergüenza, pero tengo que hacerlo. Con permiso, Lilly~ - dije sonrojado en voz baja mientras me iba acercando lentamente a sus labios...

Podía escuchar la voz de Angel en su inconsciente, pero no podía responderle, tampoco podía moverse, así que no propuso resistencia en cuanto Angel la tendió en el suelo. Su consciencia volvió lentamente, entre abrió los ojos para toparse con el rostro de Angel acercándose peligrosamente al de ella, sintió que su corazón se aceleraba y olvidó respirar, volvió a cerrar sus ojos, una vez más se olvidó que el resto del mundo existía, en ese preciso instante solo él y ella existían y nada más importaba, no podía creer que pudiera sentirse de ése modo por alguien, jamás creyó que eso que llamaban "amor" de verdad podía aparecer. Sus labios se juntaron, y la única razón por la que tuvieron que separarse era por la falta de aire, apenas sintió que Angel había alzado un poco su cabeza, abrió los ojos, quedo atrapada en los hipnoticos ojos rojos de él, eran tan profundos que sentía que podía ver todo a través de ella, que podía perforar su alma. Se dejó llevar por sus instintos, así que alzó los brazos rodeando el cuello de Angel, atrayendolo de nuevo a ella para que así volvieran a juntar sus labios en un beso. Si este era un sueño, esperaba que no terminara nunca.

No sabía cuanto tiempo nos estuvimos besando, pero me daba igual, tampoco necesitaba saberlo. Sus tiernos labios sabían a pasión y a gloria, el sonido de su respiración era hipnotizante, sus manos me hacían volar mientras recorrían mi piel, y la lluvia era la banda sonora de un momento perfecto. Levanté la cara para poder ver su rostro, era bellísima ahora que la miraba más de cerca. - Eres preciosa - le dije mientras mi mano repasaba sus facciones - Me encantas - le musité a la oreja. Le empecé a besar el cuello y, como un pájaro vuelve a su nido, yo volví a su boca.

Sonrió, aquel gesto no había podido desaparecer de su rostro desde que se había topado con Angel en aquella lluviosa ciudad, las palabras de él tan sólo confirmaron lo que ella sospechaba, podían haberse conocido hace unas pocas horas, pero el tiempo no era nada importante, lo que sentía por él tampoco tenía total descripción. Las caricias de Angel, sus besos, su aliento, todo, todo de él la enloquecía y tan solo quería inundarse de lo que estaban sintiendo los dos en ése momento. No dijo nada, no es que no quisiera, las palabras no le salían, a cambio besó el mentón de Angel, y se detuvo un momento en su cuello, delineandolo con sus labios, mientras sus dedos rozaban con ansia y delicadeza la espalda del chico por debajo de los restos de su camisa. Volvió a los labios de él, se había vuelto adicta a sentir los labios de él en los suyos; los besos resultaban cada vez más profundos, casi con desesperación, como si fuera un delito que se separaran. Reposó una de sus manos detrás de la cabeza de Angel, enredando sus dedos en su pelo, atrayendolo a ella, sintiendo como sus respiraciones se mezclaban.

Estaba completamente perdido en ella, su ojo, sus pelos, su boca, sus manos... Era como estar sumergido en un océano de placer, donde no había nadie, solo ella y yo. Nada podía sacarme de allí... ¿O si? Noté algo húmedo en mi espalda, paré y giré mi cabeza. Entonces vi que el gatito que nos habíamos encontrado antes, me estaba lamiendo la espalda. - Vaya vaya, mira quien tenemos aquí. ¿Te das cuenta de lo que acabas de interrumpir, señor don gato? - le dije enfurruñado mientras lo cogía con las manos. El gato me había hecho volver a la realidad y no molaba nada. - Bueno - suspiré mientras estaba girándome hacia Lilly - ¿Ahora qué hacemos? Porque quedarnos aquí... Podría ser peligroso, ¿no crees? - pregunte con una sonrisa traviesa.