Hermosa e infinita lluvia

Siguió sumergida en los besos de Angel, en el curioso extraño que había conocido hace pocas horas. Cada vez más pensaba, mejor deseaba que el tiempo se detuviera y la realidad se quedara como un recuerdo lejano; fue entonces que el pequeño minino hizo su "aporte". Aquel gato era como la alarma que te despierta en la mejor parte del sueño, y sin embargo ya no puedes volver a dormir, porque el sueño simplemente se esfumó. Dejó caer sus brazos extendidos a cada lado, con pesadez, pensativa en lo que acababa de pasar y podría haber pasado, la voz de Angel la distrajo, y al final también la trajo de vuelta a la realidad. - Creo que en este punto sabemos que podemos defendernos bastante bien, sin embargo me parece que lo indicado si sería irnos de aquí - Pronunció con seriedad, que deshizo casi al mismo instante. - ¿Pero a dónde iremos? Perdí mi sombrilla, así que seguramente nos mojaremos aún más - Sonrió un poco y se alzó quedando sentada en el suelo.

- Yo estoy empapado hasta los huesos así que ya no me vendría de aquí. - Dije riéndome de mi mismo mientras intentaba saber cuanto rato había pasado divagando bajo la lluvia. No obstante, Lilly no estaba mojada y tampoco era plan de que se resfriara ni nada por el estilo. - No se me ocurre hacia dónde podríamos ir, mi casa está muy lejos de aquí... Pero, ¿y tu? ¿Dónde vives? Podríamos ir a tu casa o no lo sé, a un bar cerca de aquí. La verdad, nunca había venido aquí, así que estoy un poco perdido, mejor decide tú. - sentencié después de llegar a la conclusión de que no sabía dónde estábamos. - Eso sí, sea a donde sea que vayamos, ¡lo primero que haré al llegar será beberme una taza de chocolate bien caliente! - añadí con sentimiento. Con tanta acción, lluvia y frío era lo único que quería en aquel momento a parte de, claro está, Lilly.

Su casa... No se hallaba del todo lejos de donde estaban - Podríamos ir a... - Se detuvo, tensa, recordando una vez más que la realidad no era esta, ella no se llamaba Lilly ni era modelo. No podía llevar a Angel a su casa, allí estaba su hermano y no podía correr el riesgo de que lo descubriera, y llevar a Angel a una casa de mafiosos sería peligroso para él, y lo que menos quería era que el pasara por un mal momento... - A un bar - Finalizó por fin, retomando la calma - Creo que hay uno cerca de aquí, pero no estoy segura de cuanto tiempo nos tomara llegar, y a tu nueva mascota no le gustara mojarse - Sonrió débilmente y se levantó del suelo, sacudiendo el mugre de su ropa - Te diría que sería mejor esperar a que la lluvia cesara, sin embargo nos quedaríamos esperando toda la eternidad - Siguió sonriendo, dando un paso adelante - Igualmente, será mejor que salgamos de aquí ahora, porque si anochese será más complicado encontrar el camino. - Se giró para verlo, juntando sus manos por detrás de su espalda - ¿No opinas lo mismo?

- A tu lado, hasta la mismísima eternidad se me haría corta~ - dije mirándola fijamente. Pero tenía toda la razón, cuando antes nos marchemos, antes llegaremos a algún lugar. - Lo de mojarnos, creo que tengo una solución. Venga, vayámonos a fuera. - le sugerí con una sonrisa picarona. Tenía una idea que no podía fallar. Una vez al porche, le pedí que aguantara el gato mientras yo me dirigía hacia la lluvia. Miré hacia arriba y apunté al cielo con la mano abierta, cerré los ojos, me concentré en la lluvia y de mi mano empezó a salir una corriente de aire. - Venga, venga, ¡sé que puedo! - dije para mis adentros. Una cosa era emanar corrientes de aire, y la otra era hacerle ganar forma al propio aire. Abrí mas la mano e hice un esfuerzo muy grande, pero al final, conseguí lo que quería. Construí una especie de paraguas gigante de aire, para que así la lluvia no nos cayera encima. - Ya está~ - le dije a Lilly entre jadeos, había gastado una cantidad enorme de energía entre la batalla y eso de ahora. - Oh, vaya, me tiemblan las piernas. Mejor que nos demos prisa, o no voy a poder aguantar con el "paraguas" - añadí con una sonrisa, pero sin poder evitar la cara de cansancio.

Se sonrojó no solo por el comentario, sino por la mirada de Angel, aún así no desvió la vista. Siguió a su acompañante con curiosidad, la cual aumentó en cuanto se vio teniendo al gato, y Angel cerró los ojos y apuntó hacia el cielo; no le quitó la vista ni un segundo, no quería perderse de ningún movimiento que hiciera. De pronto, la lluvia dejó de caer sobre ellos, miro al cielo, no, la lluvia no se había detenido, pareciera que una “pantalla” los protegía. Volvió la vista a Angel y sonrió - Eres sorprendente - Murmuró, lo suficientemente fuerte para que la escuchara. Caminó hacia su lado, sostuvo al miníno con una mano, y la otra la paso por detrás del cuello de Angel, aprovechó la cercaní para darle un beso en los labios; terminó cuando el gato maulló reclamando su atención - Me has vuelto adicta a tus besos, Angel - Explicó sin contenerse de darle otro pequeño beso. Bajó su mano, delineando el brazo de Angel con suavidad, y terminó por tomar su mano - Caminemos - Sentenció sin agregar nada más.

- Sí, caminemos... - balbuceé aún sorprendido y sonrojado por lo que había hecho. Hace unas horas, si alguien me hubiera dicho que conocería a una mujer tan maravillosa y que nos enamorásemos, me hubiera reído en su cara. Pero ya se sabe, el destino hace lo que quiere con nosotros. Mire con atención su mano cogida a la mía, era muy fina, suave y cálida. Sonreí, me sentía afortunado de estar junto a esa chica. - Y por cierto, ¿Dónde está el bar? ¿Queda muy lejos de aquí? - Pregunté con una nota de preocupación en mi voz, no sabía si podría aguantar mucho más con la pantalla. Pero un ruido extraño interrumpió el hilo de mis pensamientos. - Gggrrrrrh~ - Miré hacia los lados y luego miré a la chica con cara interrogante. Y entonces me di cuenta, ¡era mi estómago rogando comida! - ¡Vaya! Eso explica mi cansancio y... El ruido sospechoso~ - dije mientras reía a carcajadas. Mira que no darme cuenta de que tenía una hambre atroz...

[Perdón, perdón por no poder pasarme antes, he tenido muchos deberes que hacer ;w;]

Abrió la boca para responder las incógnitas de Angel, sin embargo un extraño pero familiar sonido la distrajo, en primer lugar miro al gato, después a su alrededor, al no descubrir de que se trataba, miro a Angel con curiosidad, y comprendió lo que pasaba en cuanto escuchó su risa; se unió a sus risas y apretó un poco la mano de él - No te preocupes, ya estaremos allí en unos diez o quince minutos - Se empinó en sus pies para darle un beso en la mejilla a Angel - ¿Crees que con eso resistas hasta el bar? - Preguntó, curvando sus labios en una sonrisa.

En contados minutos llegaron al bar, no era un sitio de gran tamaño, lo importante es que era un perfecto refugio. El lugar no destacaba ni por su exterior ni por el interior, era un simple bar, con su barra, mesas y sillas. Lo que si destacaba era el piano. - Sentémonos allí - sentenció sin soltar la mano de Angel para guiarlo a una mesa vacía - ¿Pedirás la taza de chocolate? - Cuestión una vez se habían sentado.