Sin sentido alguno.

Sonreí y sosteniendole de los hombros, la empujé suavemente hacia el pasillo.
-Pues claro que si Alys, si lo digo es por algo yyyy Tengo un remedio para esas ojeras. Si mañana por la mañana te levantas y tienes ojeras, yo las are desaparecer -sonreí con misterio mientras la puerta de su cuarto se abría-Adorarás ese método

Parpadeé un par de veces por lo que dijo sin entender demasiado lo que estaba diciendo, pero luego simplemente bostecé con fuerza para comprobar que realmente necesitaba dormir. - Está bien... mañana será otro maldito día.. - dije dejando caer los hombros para tirarme en esa cómoda cama. Iba a dormirme incluso sin siquiera meterme dentro de la cama.

Reí divwertida mientras las luces se iban apagando a mi paso.
- ¡No digas eso! Mañana será un buen día ¡dejas de vivir en un sitio humedo para vivir aquí conmigo! Venga, animate un poco Alys~!-dije feliz de la vida, delante de la puerta de su cuarto, negando con la cabeza.

- Sería más feliz si pudiera seguir como muchos años atrás - dije bufando sin moverme de donde estaba, si me paraba a pensarlo, todo había cambiado mucho desde lo del hospital. Antes de ese incidente sabía confiar en la gente, tenía un grupo de amigos e incluso me gustaba que los chicos y los hombres me miraran con tan solo 14 años. Ahora me costaba mucho encontrar a alguien con quien poder contarle algo, ya no tenía siquiera amigos e iba siempre tapada hasta el cuello con ropas anchas para que la gente simplemente dejara ir el pensamiento de "dejada". Incluso mi gusto por el pelo largo había desaparecido. Casi casi podía decir que estaba en una larga depresión... pero no podía seguir así, algo tendría que hacer o me volvería una amargada...

Sin haberme dado ni cuenta ya me había metido dentro de la cama. - Buenas noches - solté antes de que Dou se marchara de la habitación. - Y gracias - dije una vez ya estuvo afuera, quizás sería bueno intentar confiar en ella si tenía que vivir en su casa. Por lo menos hacer el esfuerzo.

Sonreí suavemente al escuchar y leer en su mente un "Gracias" sentido como aquel. No sa´bia bien que le había pasado, pero había cogido varios fragmentos de su memoria sin siquiera pensarlo. Era algo que no debía hacer, pero inconscientemente...

Me adentré en el pasillo y me dejé caer en mi cama, mientras me desnudaba para poder ponerme el pijama. Estaba agotada y empezaba a tener migraña. Rápidamente abrí un cajón de la mesita de noche y cogí un pequeño aparatejo redondo. Una gran amiga del extranjero me lo había preparado. Una especie de armadura mental que me permitía dormir tranquilamente sin sufrir por escuchar todo tipo de cosas, y podía estar completamente segura de que nada malo sucedería porque aquella armadura dejaba entrar lo malvado para poder despertarme tranquilamente. Lo dejé encendido sobre la cama y con rápidez el silencio se hizo por fin en mi mente y la jaqueca se fue disipando, dejando simplemente unos leves pero molestos pinchazos en ambas sienes.

Bueno, al menos no sufriré más dolor que este...

Al día siguiente me asusté por unos momentos al no verme al lugar de siempre. Al no ver esa ventana rota por la que siempre pasaba aire, al no ver la cañería que pasaba por dentro de mi habitación... al no ver la ropa tendida de punta a punta del cuarto... Me incorporé enseguida y recordé que ahora vivía con Dou. Respiré hondo y me volví a meter en la cama. me acurruqué, aunque no tenía frío, esa era la ventaja del fuego... nunca pasabas frío... por eso no me importaba vivir en un lugar donde las ventanas estuvieran rotas. Quizás por ello me tacharon de rara la vez que se rompió la ventana de la habitación del reformatorio en medio de invierno y todas mis compañeras se resfriaron menos yo...

Volví a cerrar los ojos y me volví a dormir, ya me levantaría cuando Dou viniera a despertarme....

Era temprano, pero ya iba siendo hora de ponerse en pie. Me levante, más bien, levité por mi habitacion mientras me vestía y peinaba al mismo tiempo. Cuando estuve calzada, salí dando un paseo hacia la cocina y empecé a hacer levitar las cosas, todo empezó a moverse y el ruido de los trastos, las tostadas saliendo del tostador, el café, incluso la radio, empezarón a ambientar la casa. Me dirigí hacia la habitación de Lys, abrí la puerta y la encontré dormida, ahí, acurruda toda cómoda y tranquila. Sonreí para mis adentros. Parecía muy relajada y descansada, al menos, no tenía aquellas ojeras tan pronunciadas que solía tener. Las mantas, las sabanas, se echarón hacia atrás y la persiana subió de golpe, haciendo ruido mientras yo me cruzaba de brazos.
- Es hora de ponerse en pie Lys, hay mucho trabajo por hacer hoy

Abrí los ojos de golpe por el ruido, pero los volví a casi cerrar con fuerza por la repentina entrada de luz. Como odiaba levantarme por las mañanas....

- ¿No puedo dormir diez minutos más? - pedí llevándome la cabeza bajo el cojín para evitar toda aquella luz y seguir durmiendo ni que fuera un minuto más. - Solo un rato más... - insistí casi quejándome, aunque no tenía frío, eso era lo último que podía tener.

Sonreí divertida ante su petición. Las mantas junto a las sábanas salieron disparadas hacia los pies de la cama mientras el cuerpo de Alys se alzaba, levitaba más bien, sobre el colchón.

-En realidad ya has dormido 10 minutos más Alys, porque te he despertado hace diez minutos y aun así vuelves a lo mismo. Se acabó, venga, levántate y vístete que sino el desayuno se va a enfriar y estamos perdiendo tiempo de trabajo ¡Vamos, venga!

Salí de la habitación mientras ella caía suavemente, sentada, sobre la cama, y me puse a ordenar un poco el salón, pensando y haciendo una lista mental de lo que deberíamos hacer primero de todo.

Me froté los ojos con desgana a la que me dejó sentada en la cama. Menuda pereza llevaba encima, y lo peor era que no me la quitaría de encima hasta pasada una buena hora. Me vestí cómo pude, cogiendo lo primero que encontraba, importándome bien poco si quedaba bien o no. Salí de mi habitación casi arrastrándome hasta llegar donde estaba Dou, viendo que estaba arreglando el salón a su peculiar.... manera.

- Me pregunto si podrías aguantar una semana entera sin usar una sola ves tu poder... - musité aun frotándome mi ojo.

Acerqué una silla a Alys y dejé que se sentara, para después llevarla a la cocina y que empezase a desayunar. Reí ante su ocurrencia, y deje que varios libros, que habían estado descansando sobre una pequeña mesita, volvieran a su lugar de origen en la estantería.
He estado mucho tiempo si utilizar mi habilidad Alys, y no quiero volver a pasar por eso. Soy así de especial, me gusta y quiero ser mejor de lo que soy ahora.

- ¿Tan desastroso fue para ti vivir como los demás? - pregunté curiosa, decir "como alguien normal" no era correcto, pues era su poder, como yo tenía el fuego y los demás tenían el suyo. Supongo que la cosa era lo mismo conmigo y el frío, solo lo sentía cuando enfermaba, si es que lo hacía, así que las pocas veces que enfermaba.. lo pasaba fatal. - Aun así, tu tienes doble habilidad, eres privilegiada.

Sonreí suavemente y negué con la cabeza, mientras me sentaba delante de ella y le servía leche caliente y cualquier otra cosa que apareciese a su mente y quisiese desayunar.
-No, no soy privilegiada, ni mucho menos. Hay poderes muy fuertes, habilidades que jamás podríamos imaginar tener. Mi habilidad en si es un poco débil, bastante débil, pero es mía al fin y al cabo... Y si, fue muy desastroso, demasiado incluso para admitirlo. No puedo vivir sin ser yo misma. Quise ser normal, entre comillas, quise pasar desapercibida, no escuchar las mentes de los demás, vivir tranquila, pero esa no soy yo. Jamás volveré a avergonzarme de mis habilidades.- tomé un sorbo de café y sonréi, feliz de la vida-¿Que hay con la tuya? ¿Te gusta ser como eres?

Me quedé largo rato pensando en su pregunta, la tenía más o menos clara... pero.. - No, no me gusta - respondí entrecerrando los ojos - Pero bueno, poco puedo hacer ya... - dije intentando zanjar el tema ahí mientras me bebía la leche caliente que Dou me había servido.