Ich beten... [Privado]

- Un poco. Por ahora es mejor que se quede allí unos días y no salga.

Dejó escapar un suspiro. De nuevo preguntando, su vena de policía salía cada vez que tenía una mínima ocasión para hacerlo. La miró fijamente y negó con la cabeza.

- No trabajo para ellos sino para el que me pague. Al llamarme me dijeron que estaban esperando fuera porque te estabas metiendo donde no debías.. No sigas por ahí, no los conozco bien… cuando yo hago un trabajo no pregunto demasiado, solo lo suficiente. No me involucro con las bandas. Se a lo que se dedican, pero ni siquiera se como encontrarlos ya que son ellos los que me encuentran a mi normalmente. No puedo decirte mucho más de lo que diría cualquier persona que viva en los lugares mas bajos de la ciudad.

Suspiró y se puso una mano en la frente, presionando un poco los costados de su cabeza; ya empezaba a tener migraña; odiaba que le estropearan un dia que habria podido ser perfectamente normal y hasta alegre.
Un ronroneo y una caricia en su bota le hicieron mirar hacia abajo,; ahi estaba, el gato mas viejo que tenia hasta ahora; se lo habian regalado cuando tenia 15 años y a pesar de que ya tenia 25, el gato seguia vivo. Se pasaba casi todo el dia durmiendo ocomiendo, no tenia fuerzas para hacer nada más.

La rubia lo cogio y se lo puso en el regazo, el gato se hizo un ovillo y con sus pequeños ojos ambar, algo achinados, se quedó mirando a la morena fijamente, moviendo su larga y peluda cola cerca del rostro de la herida.

- Shûsan, le harás cosquillas y estornudará. Y ahora mismo no le conviene estornudar. -Acarició detrás de las orejas del felino y este ronroneó de placer, cerrando sus ojos.- Mori, ¿necesitas alguna cosa?

Miró la tierna escena e intentó aguantarse las ganas de estornudar por las cosquillas que le hacía el gato en la nariz. Miró a Nizeyo y negó con la cabeza.

- Necesito que me prometas que tendrás cuidado y que te alejarás por un tiempo de las investigaciones.

No quería que Nizeyo cayera en manos de la banda. Sabía que era una chica fuerte pero no tanto como para salir ilesa de las garras de esas personas.

- Se que lo único que quieres ahora es acabar con ellos pero todo a su tiempo…

Sigió acariciando el gato mientras escuchaba las palabras de la morena. El felino ahora acariciaba la nariz de la rubia, esta, solo se dejó hacer. No le gustó la idea de Mori, era su trabajo... ¿Qué haria sino? ¿Ayudar a los criados a limpiar la casa? ¿Salir a pasear con su moto? No sabia hacer nada más que seguirla misma rutina de siempre: madrugar, comer mucho e ir a trabajar hasta que su cuerpo le decía basta, o hasta que su vientre roncara mucho porque queria comida.

- ¿Me estás pidiendo una baja temporal de las investigaciones? - Acarició la cola del gato para apartársela de su rostro.- Es lo único que se hacer, investigar y arrestar; ¿Qué quieres que haga?

- Puedes investigar sin necesidad de salir de casa, no tienes porque dejar el trabajo. Pero tu haz lo que quieras.

Ella solo queria que no le pasara nada a Nizeyo. Se preocupaba no solo por la rubia sino por ella misma. Sabía que si daban con ella no podría evitar ir a salvarla.. arruinando así su “reputación” (por llamarlo de algúna manera) e incluso arriesgándose a morir.

- No estaría bien que murieras…

Susurró eso por no decir que no quería que muriera. Se avergonzaba un poco aunque no lo parecía.

Se levantó y dejó el gato sobre el sillón, este se durmió en poco tiempo. La rubia se arrodilló a mirar más fijamente a la morena; entendí a que se refería y aunque no le gustase, sabia que se lo decia por su propio bien. Besó su frente y asintió.

- Está bien, me alejaré de estas cosas por un tiempo.. *Aunque no me guste* Pero tendrás que prometerme algo. Que tu tampoco te pongas en peligro de muerte. No me lo perdonaría. -Se quedó acariciando su cabello y le sonrió.-

Al cabo de poco, entraron los criados que se habian encargado de quitar la sangre de la hierba, fuera de la casa. La rubia suspiró más descansada y dejó levantar a la morena si ella queria.

- Puedes quedarte aqui a recuperarte tranquilamente si quieres. Eres bienvenida.

Esbozó una pequeña sonrisa al escucharla decir aquellas palabras. Le quitaba un enorme peso de encima saber que no se pondría en peligro y la haría caso. Lo siguiente ya no le parecía tan bien ya que su trabajo era ponerse constantemente en peligro de muerte y hacer caso de Nizeyo incluía alejarse por completo del trabajo y al contrario que la rubia para ella era más dificil dejarlo.

- Lo intentaré.

Y lo intentaría, pero no prometía nada. La morena al ver que Nizeyo la dejaba se sentó en aquel confortable sofá con las piernas algo abiertas, sin rastro de feminidad alguna. Se rascó un poco la cabeza pensando que haría. Podía quedarse allí pero desaparecer así podría hacer que los que buscaban a Nizeyo sospecharan.

- Sospecharían así que será mejor que vuelva pronto. Además tu criada deberá quedarse conmigo, no puedo soltarla tan rápido.

Empezó a dar vueltas por ese gran salón, intentando no pensar en lo que a ella le gustaba: su trabajo. Deberia apartarse de ello por un tiempo para que las cosas se calmaran o si más no, ocuparse de casos menores y ajenos a lo de Mori. Suspiró y miró tanto a la morena como a la criada "secuestrada".

- De todas maneras, no te sobresfuerces, sino luego te pillarán y no quiero. -Su mirada dejaba a la vista que estaba preocupada, lo estaba demasiado. Cuando veia a una persona herida, se le rompía el alma, se volvía demasiado sobreprotectora y algunas veces, casi inaguantable.- Y tu Mei, tranquila, no te pasará nada.

La criada asintió y la rubia se sentó en otro sillón, mirando otro de los cuadros de su familia que estaban colgados por esas paredes.
Los dos criados que se habian encargado de limpiar al zona seguian ahi, de pie, esperando alguna orden, como si fueran dos policías.

- ¿Sabéis si alguien se ha acercado aqui en los ultimos minutos?

- Por lo que sabemos, nadie ha estado por estos lares a parte de ustedes dos.

- Mori. ¿Crees que nos encontrarán aqui?